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Solidaridad “for export”… De Córdoba al país

Habitualmente en cada calle de Córdoba nos encontramos con lo que podríamos denominar la indigencia urbana que nos da imágenes de niños mendigando, jóvenes limpiando vidrios en los semáforos y personas mayores durmiendo en los bancos de las plazas. Cuando los vemos comúnmente nos preguntamos cómo el gobierno permite que esto suceda, sin embargo hay un grupo de cordobeses que trabaja para darles un poco de dignidad a estas personas. Se trata de una organización de amigos sin fines de lucro, políticos o religiosos que se denomina G.A.N.A.S. (Grupo de Ayuda a Niños y Adultos en Soledad).


Luis Marconeto cuenta como comenzó G.A.N.A.S.

Todo surgió en julio de 2007 cuando un grupo de compañeros de trabajo leyeron en el diario que había sido el día más frío del año (-5 grados). Comentaron que el día anterior había muerto una bebé en una casilla de una villa de Córdoba. De allí comenzaron a juntar frazadas y ropa de abrigo; luego la primera experiencia fue una visita a 4 o 5 familias que estaban en casillas a la vera del río Suquia a quienes le llevaron lo recolectado y les prepararon sopa en sobre y termos de agua caliente. De allí comenzaron a recibir otras demandas y cuenta Luis Marconeto, uno de los fundadores: “Llegamos al otro día al trabajo y pasamos un mail pidiendo y la respuesta fue increíble”. (NdR: en una nota conmovedora que hiciera Max Delupi para su programa Infrarrojo que se emite por Canal 12 los domingos a la 01).
Un año después lo que comenzó como una salida puntual se ha convertido en un compromiso con la gente que hoy vive sin techo en el centro de nuestra ciudad. Cada martes y jueves les dan a 200 personas un plato de comida caliente, además les brindan frazadas, abrigo, colchonetas, implementos para la higiene personal y todo aquello que les permita tener un poco más de dignidad. Su objetivo se amplió y hoy intentan que las gente que vive en la calle estudie, consiga un trabajo y que si quieren el día que salgan de esa situación puedan incluso lleguen a ayudarlos en esta noble tarea. Aunque el costo total de cada una de estas cenas es de $400 lo cual pagan con el aporte anónimo y desinteresados de otros cordobesas, saben lo importante que es para las personas que reciben esta ayuda.
Hoy este grupo de amigos que planea formalizar esta iniciativa otorgándole carácter jurídico de Fundación u ONG, a fines del año pasado extendió su acción fuera de nuestra provincia. El destino fue la
Escuela Nº 64 de Educación Primaria para Adultos de Paraje Tres Pozos, ubicada en el monte impenetrable a 32 Km. de El Sauzalito en la provincia de Chaco. En dicha institución se les da diariamente un matecocido con pan a 700 aborígenes de la etnia wichi. En su primera visita a esta zona llevaron comida, frazadas (ya que la amplitud térmica es muy grande) y ropa. Debido a los altos costos de traslado eran elevado para dar continuidad a la acción actualmente colaboran depositándoles mensualmente $400 para colaborar con el refrigerio.Este grupo de amigos pudieron constatar que nada de lo que podamos hacer por quienes nos rodean es poco. Porque como dice Fernando Gordillo integrantes de G.A.N.A.S.: "se puede hacer absolutamente todo, empezá dándole una sonrisa a la gente que tenés al lado. A la gente que podés ayudar no solamente con guita o con una moneda, sino también prestándole atención y demostrándole que existen salidas, alternativas".

Al igual que esta asociación existen otras que han visto la gran necesidad existente en el Impenetrable donde el tiempo se detuvo hace muchos siglos y nada nos resulta comprensible. Se trata de la Fundación Misión Esperanza de la Hermana Theresa Varela que a mediados de julio de este año visitó el Interfluvio Teuco – Río Bermejito donde miles de argentinos luchan día a día contra la muerte literalmente. Un grupo de casi 50 personas compuesta por médicos clínicos, pediatras, ginecólogos, bioquímicos, oftalmólogos, odontólogos, enfermeros, entro otros visitaron la zona para brindar atención gratuita a la comunidad toba que allí habita. Además los voluntarios que los acompañaban distribuyeron las donaciones de comida, ropa, zapatos y los medicamentos prescriptos por los profesionales.
A pesar de los grandes esfuerzos de esta misión, nada fue suficiente porque las carencias son milenarias. Al ingresar al terreno donde se erigen sus ranchos de adobe y paja sin luz eléctrica ni agua corriente no encontraremos residuos de comida y posiblemente al preguntarles cuando fue la última vez que comió la respuesta sea increíble: "antes de ayer". A sus bisabuelos el monte les dio la posibilidad de cazar pero hoy ya ni siquiera quedan animales autóctonos para comer, lo único que reciben por mes es un bolsón que la nación les provee pero no alcanza. No hay comida y tampoco agua, hasta pareciera por momentos que hasta la naturaleza se ensañó con ellos porque los charcos oscuros que ellos mismos cavan les permiten hidratarse y lavarse pero en épocas de sequía ni eso les queda.



Una imagen vale más que mil palabras, un relato del Impenetrable en fotos propias y de Héctor Arroche
A más de tres horas del último pueblo y nada de dinero, ya que no hay trabajo posible, las enfermedades como desnutrición (grado 1, 2 y 3), Chagas y Tuberculosis acechan matando a los pobladores. A pesar de que existen relevamientos por parte de los gobiernos las políticas sanitarias jamás llegan a estas latitudes, modestos dispensarios están esperando que personas que no tienen movilidad, ni fuerzas vayan a pedir ayuda. ¿Para qué? Si hace años atrás cuando la comunidad toba pidió que se los ayude a mejorar sus viviendas con el objetivo de cambiar sus techos de paja (donde viven las vinchucas portadoras del mal de Chagas), se les respondió enviándoles metros y metros de plásticos negros. La exclusión del capitalismo les llegó a los tobas de la manera más cruel y afectó su derecho humano de la vida digna. Porque allí nuestra lente para ver el mundo queda obsoleta, ellos no se rigen por el tiempo del reloj, no saben de grandes avances tecnológicos y lo que es más triste no saben de comer todos los días.
Estas comunidades que hoy están siendo ayudadas por agrupaciones civiles se encuentran dentro del 12,7% de la población argentina en situación de indigencia, que se traduce en 5 millones de personas. Estos son los lamentables datos que refleja el informe publicado por la Universidad Nacional Católica a fines de 2007 y que muestran una desigual distribución de la riqueza en nuestro país. Mientras unos pelean por miles de pesos más otros ni siquiera pueden tener la posibilidad de vivir dignamente,
eso no debe suceder más…nunca más!
Links relacionados:

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http://www.misionesperanza.org.ar/